22 junio 2012

Es algo hermoso esto de la autosatisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas. Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante y tengo que refugiarme desesperada en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores.
Ya te habías alejado de esos pensamientos inútiles, gordura, comida, muerte, bla bla bla. El vacío ya no era tan grande como para llenarlo con esa porquería, me sentía satisfecha. el porque no se, pero estoy harta , aburrida, cansada y hoy vuelven, vuelven los pensamientos tenebrosos para sacudirme y mantenerme viva, para sentir lo que es estar viva. La semisatisfacción te duerme al tanto de que los días pasan y no los sientes.